Todo el mundo alberga en su interior infinidad de sentimientos y emociones: felicidad, tristeza, valor, miedo… ¡y muchos más! Aprender a reconocer tus sentimientos es el primer paso para entender tus emociones, ya sean grandes o pequeñas. Todos necesitamos un poco de ayuda a la hora de manejar por ejemplo la ansiedad. Por eso Ágata Holmes usa ciertas herramientas y nos anima a hablar con nosotros mismos para calmar muchos tipos de preocupaciones.
Creemos profundamente en la importancia de las técnicas del mindfulness, así que esperamos que las historias de Ágata inspiren a los niños a generar curiosidad, empatía y resiliencia en un mundo que nos expone a multitud de retos desconocidos.
DIARIO
Cuando nuestras preocupaciones nos pa-recen muy grandes, escribirlas en un cuaderno o diario puede ayudarnos a organizar nuestros pensamientos. Es importante tener un medio seguro y privado para expresar nuestras inquietudes, y así comprenderlas. Ágata anima a Pepa a escribir lo que siente cuando el mundo parece moverse demasiado rápido para ella.
EXPRESIÓN / PENSAMIENTO CREATIVO
Las artes pue--den ayudarnos a regular, comunicar y comprender mejor nuestro yo más íntimo. ¡En la creatividad no hay restricciones! Ágata ayuda a Melchor a entender que, a veces, lo que parece un «error» puede conducir a un resultado mucho mejor. La necesidad de que algo sea perfecto añade más presión a una situación ya de por sí estresante. Divertirnos, ser nosotros mismos o cambiar nuestro punto de vista puede reducir la ansiedad.
IMAGINACIÓN GUIADA
Cuando usamos nuestra imaginación para evocar experiencias felices o lugares pacíficos, somos más conscientes de nuestros sentimientos, en nuestro cerebro aumentan los niveles de endorfina y serotonina y nos relajamos. Rina usa un ejercicio de respiración y otro de visualización guiada para conseguir que Ágata se calme.
POSITIVIDAD
Ágata utiliza afirmaciones como «¡Fuera agobios, problemas y miedos!» en vez de todo lo negativo que solemos decirnos a nosotros mismos. Ese tipo de frases pueden motivarnos e inspirarnos, y cuanto más las repitamos, más las interiorizaremos.
MOVIMIENTO
Concentrarnos en el movimiento de nuestro cuerpo puede ayudar a apaciguar los pensamientos acelerados e inconexos que fluyen por nuestro cerebro. Esta herramienta hace que nuestras mentes se centren en el mo-mento presente en vez de preocuparse por el futuro. Así es como Ágata ayuda a Pepa, por ejemplo.
PELOTAS ANTIESTRÉS
Son una buena herramienta para indicarle a la mente que todo está bien. Cuando estrujamos una de estas pelotas, la tensión física que implica apretar y aflojar nuestros músculos permite que el resto del cuerpo se relaje, liberando la tensión ocasionada por el estrés. Así es como Ágata ayuda a Melchor. Y si no tienes una pelota antiestrés, ¡no pasa nada! Puedes tensar y relajar tus músculos para conseguir el mismo resultado.
ENFRENTARTE A TU MIEDO
En la terapia cognitivo-conductual se estimula el reconocimiento del miedo porque enseña a los niños a tolerar su propia ansiedad en vez de dejarse controlar por ella. Evitar nuestros miedos es solo una solución a corto plazo que puede desembocar en otras conductas compulsivas. Para enfrentarse al suyo, Ágata emplea la meditación ante un espejo, y al ver reflejadas en él sus propias expresiones faciales, logra reconocer sus emociones y controlarlas. Esta meditación también puede ayudarnos a vivir plenamente cada momento o a adquirir confianza usando la conversación positiva con nosotros mismos.
RESPIRACIÓN
Cuando el acto de espirar dura más que el de inspirar, enviamos una señal al cerebro para que ponga en marcha nuestro sistema nervioso parasimpático, que es el que controla nuestras funciones de descanso y digestión. Esto puede hacer que desciendan los niveles de cortisol y que disminuya el ritmo cardíaco para tranquilizar el cuerpo. Por ejemplo, Ágata usa un ejercicio de respiración para ayudar a Delfín.